domingo, 16 de julio de 2017

LOS BOLOS...EN EL GANSO

En todos los pueblos de la comarca se practicaba el juego de los bolos, aunque siempre con algún matiz que le daba peculiaridad a cada pueblo, y hacía que no en todos los sitios se jugaran con las mismas normas y costumbres.
En el Ganso, se jugaba los domingos o fiestas de guardar, siempre que el trabajo o alguna faena no lo impidiera, lo que ocurría durante la cosecha, ya que no se podía perder tiempo en guardar la misma ante la venida de una posible tormenta, después de asistir a misa, que era a hora temprana, y a veces se continuaba después de comer.
En el Ganso hay una piedra para jugar a los bolos en el lugar llamado las Eras, terreno del pueblo, bendecido por la solana en invierno, y con extensión suficiente para lanzar los bolos y las bolas sin peligro de ocasionar daños, en las viviendas principalmente, ya que antaño no había vehículos.
La llegada de la piedra al lugar se pierde en la memoria y se desconoce su fecha de asentamiento, y con ella el inicio de las normas, aunque sí, se puede comprobar que las reglas del juego han variado con el tiempo, así como el uso y práctica del juego por la ausencia de jugadores, por la pérdida de la tradición y de los usos por una falta de relevo generacional que transmitiera los usos.

Como decía, el juego se realizaba los domingos o fiestas en que se permitía el descanso, sólo los hombres, mozos y casados jugaban, a veces acudía alguna mujer o moza a mirar, pero no jugaba con o contra los hombres, probablemente además mientas estarían ocupadas en labores domésticas.
Se jugaba una cuartilla de vino por partida, 4 litros de vino, más o menos aguado, que habían de pagar los perdedores de la partida y que bebían entre todos, ésta era proporcionada por el cantinero de turno que ya la llevaba en previsión de su consumo, o a la carrera por algún rapaz al que mandaban por ella, y que también participaba en algún modo en el juego.

Se jugaba por parejas, solteros contra casados, o entre mozos, o contra forasteros, jugadores de otros pueblos, a los que, aceptando las reglas del pueblo se les permitía jugar en las mismas condiciones, cosa que no debía ocurrir en todos los pueblos, ya que en algunos la participación de los foráneos no se consideraba.

Se jugaba al mejor de tres o seis juegos, dependiendo de la concurrencia.
Cada juego se consideraba en el momento de llegar al tanteo de 60 puntos por pareja.

INICIO DEL JUEGO

Bolos, bichas redondas de urz, barro para asentar los bolos, dos bolas de diferente tamaño y peso para tirar, y una cuartilla de vino.

BOLAS O VINO... Era condición pagar las deudas debidas por la pérdida para jugar, o ceder el turno a otra pareja...

DOS PAREJAS:
Se juegan a cara o cruz quien escoge la bola para tirar y el primer turno.
La ventaja es evidente por varios motivos: la bola más grande causa mejor tanteo al derribar más bolos, el que comienza el turno tiene más posibilidades de llegar antes a los 60 puntos y hacerse con el juego, el que inicia la tirada marca el punto desde donde se tira, y desde ése han de tirar los demás, ajustándose a la olla de tiro del que incia el juego y que tal vez no es el más conveniente para cada uno.

Tira el primer jugador de la primera pareja, hacia las marcas establecidas por distancias que pueden hacer valorar los bolos y las bichas desde 1 a 10, 15, 20, 30, o incluso, 60, dando el juego por completo si llegaba a "la casa de Gerardo".
Al tirar deja la bola donde cae y se cuentan los bolos y los puntos, que se anotan con un pizarrín en una piedra incrustada junto a la grande.
A continuación tira el primer jugador de la otra pareja, con la bola más pequeña, y desde la poza desde la que lo hizo  el primer jugador. Igualmente se cuentan los puntos y  se anotan.

Se vuelven a colocar los bolos en la piedra y se tira desde el punto donde cayó la bola, habiendo de tocar la piedra con la bola o derribar al menos un bolo,  ya fuera por impacto o por derrumbe por temblor de la piedra, ya que si no caía ningún bolo,  o no se tocaba la piedra el turno inicial pasa a la siguiente pareja, con lo que pueden tener opción a conseguir el juego antes.
Cuando la bola al lanzarla no derribaba ningún bolo ni se tocaba la piedra le decían ¡¡¡¡JATA¡¡¡, y como he mencionado se perdía el turno.



Una vez que se ha tirado de regreso, se reinicia de nuevo la partida, hasta que una pareja completa el tanteo de 60 puntos, y al mejor de tres juegos gana la partida.

La pareja perdedora ha de abandonar el turno si hay otros esperando para jugar y pagar la cuartilla de vino.: bolas  o vino... y se reanuda una nueva partida.

Es lógico pensar que a medida que se avanzaba el juego, el ambiente se iba caldeando por el consumo del aliciente, que probablemente se iría aguando cada vez un poco más, según refiere nuestro "confidente", el sabor cada vez era menos denso..., y ésto hacía que algunas veces las partidas acabaran menos amistosamente, pero ésto no impedía que se reanudaran por la tarde o al domingo siguiente.
A la tarde se animaba con la presencia de algún tamboril que permitía que hubiera baile al que, ahora si, acudían las mujeres,  baile que los domingos invariablemente se producía, y que ahora se realiza de manera excepcional en las fiestas sacramentales o patronales.

Que no nos desanimen las jatas, ni la falta de tiempo... que una partida de vez en cuando no hizo daño a nadie... chicos y chicas, ahora sí, lo que sobran son bolos.... ANIMO¡¡¡









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