viernes, 28 de julio de 2017

CAMPANAS DE MI LUGAR...

"Campana de mi lugar,
tú me quieres bien de veras,
cantaste cuando nací
y llorarás cuando muera"...

Así las campanas y sus toques han marcado los sones de la vida de los habitantes de El Ganso, durante siglos, bien digo, siglos, como demuestra la campana de Santa Bárbara, la más grande, fijada en el campanario y en la que consta inscrita la fecha 1763 con detalles de la Santa Patrona de los mineros, artilleros y salvaguarda de tormentas, aunque hay vestigios de culto que datan del siglo XII, pero eso será para otro día...
En el campanario actual se conservan dos campanas, que, aunque un poco deterioradas en la estructura de madera que las sostiene y permitía el volteo, siguen dulcificando las fiestas y llorando las penas, aunque cada vez menos tañidas ya sea por falta de eventos o por ausencia de intérpretes, una de las reparaciones ya fué hecha por el Abuelo Vitoriano, a finales del XIX o primeros del XX, poco más se ha hecho por ellas hasta ahora.
También el hecho de que hayan tenido que limitar el acceso al campanario, ya sea por motivos de seguridad o por el incivismo que provocaba que la escalera interior fuera usada como desahogo natural de necesidades básicas para peregrinos o caminantes poco concienciados con el patrimonio ajeno, ha perjudicado notablemente la práctica de los toques que antaño los niños, a modo de divertimento durante la tarde antes de las faenas, realizaban, aprendiendo sin querer o queriendo, y transmitiendo el porqué, el como, y el cuando, así como el respeto que se le profesaban al adquirir el sentido real de su valor más allá de la obra de fundición, que también.
Desde el inicio de la vida, el primer toque que uno escuchaba era en su bautizo, ya que tras el momento de la ceremonia, en cuanto se sabía que había sido debidamente bendecido, se daba un repique para el conocimiento de todo el pueblo, motivo de alegría natural para la familia, y el resto del pueblo,  la proximidad y la intimidad de nuestra pequeña aldea hace que nada se escape de unos a otros.

El repique era el mismo que se realizaba en los oficios de misa ordinaria, bodas, durante las procesiones, comuniones. a la oración a la postura del sol y otros cultos.: repique de misa.

A diario, se convocaba a la "becera", aquí tocaban los que habían de salir con las vacas que no iban a trabajar por la mañana, avisando al personal de que soltara los animales para llevarlos al pasto cuidados por la persona que correspondiera, por lo que el toque lo realizaban hombres o mujeres sin distinción.
Cuando regresaban las vacas y volvían a convocar la becera por la tarde se repetía.
Durante los días de Jueves Santo y viernes Santo, por el luto, de la ocasión, no se permitía tocar las campanas, por lo que se convocaba a la becera con una carraca.

Toque de concejo: DON DON DON   DIN DIN DIN   DON DON DON
primero la grande,
Sólo la tocaba el presidente o a quien el mandara para llamar a concejo.

Toque de hacendera, sólo se tocaba la campana grande, también se utilizaba para cuando venía la majadora, y alertar a todos para la labor.
Cuando se convocaba a la hacendera para una tarea prevista, habían de acudir de todas las casas, el que no podía ir se lo comunicaba al presidente y se le dejaba su tarea pendiente para que la realizara después, si alguien faltaba había de pagar una multa, el decir que no había oído las campanas no era excusa.

Toque a fuego, con fuerza las dos campanas a la vez, se oía no solo en el pueblo, sino en los de alrededor para que estuvieran alertados.

Toque de tormenta: "dindin danda, dime por donde andas, ando por los tesos apañando agua"...El toque a tormenta además de respetado era incuestionable, en cuanto se sentía la truena se repicaba clamándole a Santa Bárbara que protegiera a cosecha, personas y animales del rayo y el granizo.
Aunque científicamente no esté demostrado, y al margen de la cuestionada manipulación de la iglesia sobre las sociedades a través de los símbolos, aún recientemente se practicaba, antes del cierre del campanario, y tal es la incontestabilidad de la efectividad de la campana, que si no se llegaba a tiempo del repique se ponía la campana de Santa Bárbara boca arriba para que realizara la protección, y aún se se sostiene que funcionaba, no dejando entrar la tormenta en la circunscripción del pueblo.
Este repique también era permitido por las mujeres, que aunque con menos práctica, ante la urgencia también se involucraban. Según el relator, una vez subió Dolores, y tuvieron que acudir a ayudarla porque no sabía cómo parar.

Y mucho, mucho antes, se tocaba una esquila, que actualmente está desaparecida, por las calles, a maitines, a modo de despertador para iniciar las faenas, por si a alguien se le pegaban las sábanas, como sabréis ésta costumbre ya es una de las que no se practican, habrá que suponer que además de por la pérdida de la esquila  por la evolución de los despertadores, y si tenía otra función como llamar a oraciones ya se desconoce.

El último toque, el que nadie quiere oír, el más triste, toque a muerto, se realizaba moviendo la campana grande, actualmente como no se pueden mover sólo se tañe con la cadena, pero el sonido sigue siendo, igual de lastimero.

Los versos que encabezan el artículo, curiosamente eran los mismos que se cantaban en pueblos como Corporales, a pesar de la distancia y de que cada pueblo solía tener sus propias connotaciones, lo que hace pensar que realmente, eran un acompañamiento de la vida diaria de los habitantes del pueblo, un medio imprescindible para la comunicación entre ellos e incluso con los pueblos vecinos lo que hacia que se las respetara por su valor material y por su condición de mensajeras oficiales.









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